domingo, 14 de julio de 2013

MONOGRAFÍA DEL PLACER SEXUAL MASCULINO




FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA


LINEA DE INVESTIGACIÓN
Psicología  Social

MONOGRAFÍA

Factores que influyen en el Placer Sexual Masculino de los alumnos de la facultad de ingeniería de la Universidad César Vallejo.

AUTORAS

Díaz Ruiz  Yeni Merary
Hoyos Chiguala  Sissel Almendra
Hernández Rodríguez Dunia Yomira
Tuanama Chistama Yulisa Mariseth

ASESOR
Ps. Cárdenas Angulo  Lenin Walter

TRUJILLO – PERÚ
2013
































DEDICATORIA:
A nuestros padres y hermanos por su constante apoyo.

































AGRADECIMIENTO:


                                   Nuestra gratitud al asesor de
Psicología Social, Lenin Walter Cárdenas Angulo, 
por sus  enseñanzas, durante el desarrollo de este      trabajo. Nos mostramos muy agradecidas también con el profesor Carlos Castillo Contreras, por hacer algunas correcciones en este.















INTRODUCCIÓN.

Nuestro grupo inspirado por la asignatura Psicología Social, en el desarrollo de  los contenidos del trabajo se habla de los placeres del hombre y de su conducta de acuerdo a lo que la sociedad le impone;  esto nos motivó a investigar los  “FACTORES QUE INFLUYEN EN PLACER SEXUAL MASCULINO DEL LOS ALUMNOS DE INGENIERIA DE LA UNIVERSIDAD CÉSAR VALLEJO”.

El placer sexual masculino es  investigado por algunos autores, y se da a través de los comportamientos que tienen los varones, por las representaciones de identidad de género, por su identidad sexual; y algunas otras cosas.

En estos capítulos donde se presenta la constitución de las representaciones sociales,  género y sexualidad,  la masculinidad en la sociedad; informa sobre como la sociedad califica o maquilla a los hombres.











ÍNDICE


AGRADECIMIENTO………………………………………………………………..  2

DEDICATORIA……………………………………………………………………… 3

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….4




CAPITULO I:

CONSTITUCIÓN DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE GÉNERO Y SEXUALIDAD

 1.1) Representaciones de la identidad de género y de la
        identidad Sexual………………………………………………………………..7

1.2)   Masculinidades y sexualidades adultas: identidades
         hegemónicas y emergentes……………………………………………….....11

          1.2.1) La construcción de la masculinidad………………………………...11
          1.2.2)  ¿Cómo se construye la masculinidad?.............................................11

1.3)  La familia como referencia conductual del hombre…………………….......14

          1.3.1) La familia……………………………………………………………....14






CAPITULO II

 LA MASCULINIDAD EN LA SOCIEDAD.

2.1 Construcción de la masculinidad…………………………………………....16

2.2 Placeres ocultos: transgresiones sociales y
      transgresiones personales…………………………………………………..19

2.3 La perspectiva de género……………………………………………………21





CAPÍTULO III:

 EL EJERCICIO DE PODER EN LAS RELACIONES DE PAREJA

3.1. Manipulación de la pareja…………………………………………………...23

3.1.1. ¿Por qué manipulamos?..................................................................24
3.1.2. Juegos de dominación…………………………………………….25
3.1.3. Como detectamos la manipulación……………………………….26

3.2. Tecnologías de poder………………………………………………………..27


3.3. El poder ejercido sobre el cuerpo de la mujer……………………………29

3.3.1) El cuerpo objeto de poder………………………………………..29
3.3.2) El cuerpo y la microfísica del poder……………………………..31
3.3.3) El cuerpo humano…………………………………………………32









CAPITULO I

CONSTITUCIÓN DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DE
GÉNERO Y SEXUALIDAD.

 1.1) Representaciones de la Identidad de Género y de la Identidad Sexual.

Casi en todas las culturas, los hombres y las mujeres denotan típicamente en asuntos como la apariencia física y forma de vestir, estilos de la personalidad, preferencias ocupacionales, papeles atribuidos a los padres y madres, etc.

Aproximadamente hasta los años setenta, varios psicólogos sostenían que el desarrollo del papel del género tenía sus raíces en factores innatos. Aunque en la actualidad se considera aun que los factores biológicos ejercen una influencia importante, existe un incremento en el papel que juegan las influencias cognitivas y sociales y sus interacciones de su desarrollo.

La identidad de género es considerada un juicio de auto clasificación como “hombre o mujer” basada en aspectos que a lo largo de la vida se ha ido formando. Culturalmente el hombre y la mujer son asignados en distintos roles.

A través de la cultura se determina primero a la madre y al padre, luego a los hermanos, los grupos sociales, etc. Se transforma en una inscripción mental producto de las identificaciones,  que comienza con el nacimiento y forma parte de la estructuración de la identidad. En la identidad de género cumple un papel fundamental la "identificación".

La suma de todas estas identificaciones, primero con las figuras primarias y queridas (mama, papa) y luego la de otras personas significativas a lo largo de la vida es como se forma en parte nuestra identidad.



La interrelación se forma entre:

A)    Representaciones ideales de los padres, tomados como "modelos" de ambos géneros.

B)    Representaciones del niño/niña "ideal", proveniente del ideal de los padres, y de la cultura de lo que debe ser un niño/niña.

C)    Representaciones del propio niño/niña acerca del varón/nena "ideal" que ellos quieren ser.


Para describir el perfil psicosexual de una persona, se requieren las múltiples combinaciones de estos tres elementos: el sexo, el género y la elección de pareja (hetero/homo sexual).

El niño o niña durante la pubertad y adolescencia no duda de su género pero sí puede dudar de su orientación sexual.

Un hombre, de género masculino puede ser heterosexual u homosexual.

Una mujer de género femenino puede ser heterosexual u homosexual, una mujer masculina puede ser homosexual o heterosexual.

Cada época, en función de sus necesidades, determina lo que le corresponde a cada sexo desde un lugar ilusorio de naturalidad y atemporalidad.

El colectivo social organiza el orden “ideal” para cada sexo, instituyendo los géneros masculino y femenino, y también influyendo en nuestros procesos mentales.

Lo ideal sería poder pensar desde una cierta flexibilidad, en "las diferencias" y no en "la diferencia” e inscribir estas  en los procesos histórico-políticos contemporáneos.

Concepto ampliado de identidad de género: Podemos definirla como el proceso a través del cual se incorporan, cuestionan y/o manifiestan deseos, percepciones, valoraciones, actitudes y acciones respecto a los procesos y productos (económicos, políticos, sociales y culturales) de una sociedad dada, pertenecientes y -en contrapartida- excluyentes tanto para el género femenino como  para el masculino.

Desde una perspectiva sociocultural  estas diferencias de género se entroncan dentro de la complejidad de los procesos de socialización familiar primariamente y luego los otros lugares de socialización exogámicos, la escuela, el trabajo , el club…Esta perspectiva se centrará entonces en las valoraciones que los sujetos, las instituciones y las sociedades promueven, asumen, reproducen o transforman específicamente en este caso, los procesos que se refieren a la construcción de la identidad de género y a las relaciones entre ellos.

Vivimos en un mundo definido por hombres; de que de la condición biológica que nos permite engendrar, parir y amamantar, no emana una habilidad especial para educar, criar, cuidar, limpiar, es decir, nuestro sexo biológico no secreta ninguna hormona o cosa por estilo que defina como las destinatarias de las tareas reproductivas. Sin embargo, esto forma parte de la identidad de una mujer. Es así que también hay condiciones biológicas para los hombres, que fijan su sexualidad y su identidad de una forma bien marcada.

 Ahora bien, aunque sea a costa de una enorme inversión de energías, muchas hombre han logrado superar la identidad de una mujer, ellos penetran y ocupan posiciones en el espacio público, que tradicionalmente es el espacio exclusivo de lo masculino. Sigue obviamente existiendo una subordinación, en la medida en que las tareas reproducidas con fuerza laboral del hombre.

“El poder paterno y marital está en vías de desaparecer. El poder ideológico, social y político del hombre está seriamente desgastado. La muerte del patriarcado resulta de una doble subversión: el padre perdió su prestigio y la mujer hizo prevalecer  sus derechos.
Las últimas décadas han pasado el control de la fecundidad a manos de las mujeres y ellas han penetrado en la esfera pública del trabajo productivo masculino”.

En fin, los hombres que están bajo presión, es porque ellos así lo han deseado; participar en el espacio afectivo del hogar, disfrutar de esas sublimidades, amar, ser tiernos, llorar, y sentir el placer de ser hombre. Estos hombres están mutilados, es por ello que viven más cómodos, trabajan menos pero tienen mejores expectativas de vida en todas partes del mundo. Si los hombres viven menos es porque cuando culmina el ciclo de su vida productiva, al jubilarse, pierden todo sentido de sus vidas, salen del mundo, el único mundo que les pertenece, el mundo de lo público y se quedan con las manos vacías.

La identidad sexual es juicio sobre la propia figura corporal (hombre mujer), basado en características biológicas (genitales, figura corporal).

La identidad sexual es realmente un aspecto complejo y multifactorial, Básicamente pensar en identidad sexual es pensar en si una persona se siente a gusto, con bienestar y autorrealización en lo que implica ser hombre, o ser mujer.

Así mínimamente tenemos estos elementos a considerar como constituyentes de  la identidad sexual:

1)        El sexo del sujeto, esto tiene que ver con la diferencia física constitutiva natural del hombre y de la mujer, y por lo tanto con los componentes biológicos y anatómicos.

2)        El género, está determinado por los aspectos psicológicos, sociales y culturales de la feminidad y la masculinidad. Este es uno de los componentes más complejos.

1.2) masculinidades y sexualidades adultas: identidades hegemónicas y emergentes.
           
1.2.1) La construcción de la masculinidad:

Roberto nos dice que “La masculinidad consiste en una serie de creencias sociales significativas a fin de que los hombres puedan reafirmar su identidad.
Estas creencias demandan prácticas sociales a los hombres con el fin de que se integren a los grupos de pares”. Esto es, los niños a nivel simbólico dejan de ser tales y pasan a “ser hombres”, o “entran al mundo de los hombres”. De esa forma, los jóvenes comienzan a participar en las actividades de los adultos, se les otorgan más privilegios y se les permiten hacer más actividades que antes tenían prohibidas. Cada sociedad construye actos rituales de paso donde los niños y jóvenes pasan a ser hombres; estos rituales tienen características culturales con base a las tradiciones, sin embargo, el mensaje social es el mismo: los hombres comienzan a adquirir posiciones de poder dentro de los grupos sociales a determinada edad, comenzando a recibir un entrenamiento relacionado con su uso, y abuso. Así, las prácticas culturales son diferentes; pero sus resultados en cuanto a la adquisición de más poder es el mismo. Por esto, cuando trabajamos con los hombres desde sus contextos y la diversidad de sus prácticas hablamos de masculinidades; no obstante, cuando hablamos de la adquisición de privilegios, el ejercicio y abuso de poder, lo hacemos desde la masculinidad.

1.2.2)  ¿Cómo se construye la masculinidad?

 Consideramos que todos los hombres reciben y reproducen mensajes para reafirmar su masculinidad desde la infancia hasta la vejez. Si el lector es varón, lo invitamos a que recuerde aquellos mensajes que sus padres o amigos les decían para que “actuara como hombre”. O si la lectora es mujer, la invitamos a recordar qué cosas les decían otros hombres y adultos/as en general, a sus hermanos, primos o amigos para que demostraran su hombría.

Así, encontraremos que en prácticamente todas las culturas existe este mandato dirigido a los hombres: “debes ser viril, debes ser un hombre”, y la sociedad, más específicamente los grupos sociales con poder, demandan este comportamiento de los varones.

La primera dificultad que tienen la mayoría de varones para dar significado al hecho de ser hombres, es separar el término hombre de su connotación de ser humano (que incluye a varones y mujeres), de sujeto perteneciente al sexo masculino, y por último de sujeto adulto, en la que para ser hombre hay que pasar por un proceso de vida.

En este mismo sentido, algunos aspectos de la estética masculina se reconfiguran ante una creciente presión social y del consumo de medios por "verse bien", y lo que antes se consideraba poco "masculino" en el arreglo personal, es hoy una constante que no cuestiona sus identidades. La autoimagen masculina para el cortejo y la conquista de parejas sexuales sufre un desplazamiento de imágenes de varones exentos de exigencias estéticas por parte de las mujeres, hacia varones preocupados por su imagen como requisito para la conquista.

Si bien en este momento de sus ciclos de vidas se refuerzan las rupturas con los moldes familiares, iniciadas en los grupos de pares adolescentes; en esta etapa adulta también se consolidan valores instaurados del seno familiar. En este sentido, ya sea en la adquisición de nuevas obligaciones, en la consolidación de identidades o en la proyección de metas personales; se actualizan lo imperativos esperados para los varones, principalmente a nivel de valores morales como la honestidad y la responsabilidad.

Los valores morales de responsabilidad, provisión, honestidad, entre otros, que fundan la adscripción de estos varones a ciertos roles propios de su masculinidad, tienen una contraparte que genera una tensión en esta representación: la construcción de su ser hombre. En otras palabras, a la "natural" asociación del varón con tareas propias a su sexo, se adiciona el hecho que ser hombre implica pasar por situaciones de prueba. En este sentido hay como una tensión entre considerar que ser hombres es algo naturalmente dado, o resultado de un proceso de aprendizaje. Tensión en torno al cual se configuran representaciones en las que conviven ambas nociones: las esencias masculinas y el proceso nunca acabado de hacerse hombre.


En este momento de su ciclo vital, estos varones revisan muchos de sus supuestos anteriores sobre su masculinidad. Algunos llegan a cuestionar, e incluso apartarse, de muchos significados fuertemente arraigados, que fueron transmitidos por los agentes de socialización anteriores. Lo que la mayoría de ellos cuestiona es el imperativo de la sexualidad activa y el debut sexual instaurado en el grupo de pares, como señal de lograr la masculinidad y sexualidad esperadas. El cumplimiento de estos imperativos adolescentes que actuaban como garantía para ser reconocido como un "hombre pleno", se desplazan hacia otros mandatos. Sin embargo, a pesar de que muchas de estas "pruebas" anteriores ya no son necesarias, muchas ya se cumplieron, se siguen manteniendo imperativos para confirmar ante los otros que son varones, con lo que la masculinidad sigue siendo contextual al cumplimiento de estos nuevos imperativos.


Se denomina hegemonía al dominio de una entidad sobre otras de igual tipo. Se puede aplicar a diversas situaciones con el mismo significado: un bloque de naciones puede tener hegemonía gracias a su mayor potencial económico, militar o político, y ejerce esa hegemonía sobre otras poblaciones, aunque estas no la deseen.


Emergente: Este es el verbo latino del que procede el término emergente con el que viene a definirse a aquello que emerge, es decir, a todo lo que brota o bien que sale a la superficie ya sea del agua o de cualquier otro líquido.



1.3)  la familia como referencia conductual del hombre.

Si bien es cierto que la familia es el núcleo de personas que, como grupo social, ha surgido de la naturaleza y deriva primordialmente del hecho biológico de la procreación. También la familia es el ámbito primordial de desarrollo de cualquier ser humano, desarrollo de la autoestima y de la verdadera identidad persona, de los esquemas de convivencia social más elementales y de la experiencia del amor.

Pues en esta familia es donde se basa toda la niñez por ello el niño desde que nace va aprendiendo todo lo que pueda transmitir esta familia y para el los padres son modelos a seguir. Watson en uno de sus estudios estudio la conducta del ser humano en donde menciona que la conducta es aprendida por la persona ya que se explica a través de una serie de procesos y estructuras mentales internas (memoria, atención, percepción). Considerando al individuo un ser activo que procesa, selecciona, codifica, transforma y recupera información proveniente del exterior.

La conducta normal y anormal se rige por los mismos principios, ambas se aprenden y modifican de la misma manera. Ya que los cambios conductuales deben ser observables y medibles directa o indirectamente.

 (Labrador, Cruzado y Muñoz, 1993, en Guerra y Plaza, 2001); Enfatiza la explicación del comportamiento mediante el estudio de las estructuras internas mentales como la representación, memoria, fases de procesamiento de información (percepción, sensación, memoria), es decir, hace hincapié en los procesos o estrategias cognitivas que median entre el estímulo y la respuesta.

1.3.1) La familia.

El término familia procede del latín famŭlus, "siervo, esclavo", que a su vez deriva del osco famel. El término abrió su campo semántico para incluir también a la esposa e hijos del páter familias, a quien legalmente pertenecían, hasta que acabó reemplazando a gens. Tradicionalmente se ha vinculado la palabra famŭlus, y sus términos asociados, a la raíz fames («hambre»), de forma que la voz se refiere, al conjunto de personas que se alimentan juntas en la misma casa y a los que un páter familias tiene la obligación de alimentar.

La ONU define a la familia como el grupo de personas del hogar que tiene cierto grado de parentesco por sangre, adopción o matrimonio, limitado por lo general al cabeza de familia, su esposa y los hijos solteros que conviven con ellos; esta cabeza pues viene hacer el hombre, pues este será el que lleva el mando en este hogar.

Respectivamente la familia es el núcleo de personas que, como grupo social, ha surgido de la naturaleza y deriva primordialmente del hecho biológico de la procreación. También la familia es el ámbito primordial de desarrollo de cualquier ser humano, desarrollo de la autoestima y de la verdadera identidad persona, de los esquemas de convivencia social más elementales y de la experiencia del amor.

El rol que juega la familia es fundamental para la protección, estabilidad, conformación de valores, es motor y freno de acciones diversas, genera orgullo, sentido de pertenencia y es fuente de satisfactores y tristezas, alegrías y tristezas que forman parte del vivir cotidiano.

Los roles de la familia no son naturales sino que son una construcción social, pero además y sobre todo, particular de cada familia.

Estos roles pueden ser más o menos rígidos o pueden variar; justamente se puede decir que cuanto mayor rigidez en estos roles, pues peor pronóstico va a tener una familia, en relación a la salud de sus miembros o al equilibrio que puede haber en la misma.
En estos roles los hijos aprenden y captan todo lo que se hace o no en el hogar y de una y otra manera aprenden y lo llevan a su mundo luego más tarde lo llevaran a mostrar en su conducta; por eso se dice que los padres son modelos de conducta de los hijos.




CAPITULO II:
LA MASCULINIDAD EN LA SOCIEDAD


2.1)  Construcción de la masculinidad.

Como sabemos la masculinidad es un conjunto de creencias sociales con el fin de reafirmar la identidad del varón y su supuesta superioridad ante las mujeres.

Desde muy pequeños, a  los hombres se les enseña a participar en actividades en las que solo los varones realicen, gozando de privilegios de los que las mujeres no tienen ningún acceso, porque a ellas se les enseña todo lo relacionemos con los quehaceres de la casa o también llamados quehaceres doméstico: El cuidado de los niños, el servicio a los demás.

La masculinidad se construye a partir de la asimilación de mensajes o enseñanzas tanto dentro de nuestra familia como de la sociedad con el fin de reafirmar su identidad de “macho dominante”, la cual seguirá siendo alimentada hasta su vejez.

“Se considera que todos los hombres reciben y reproducen mensajes para reafirmar su masculinidad desde la infancia hasta la vejez. Si el lector es varón, lo invitamos a que recuerde aquellos mensajes que sus padres o amigos les decían para que “actuara como hombre”. O si la lectora es mujer, la invitamos a recordar qué cosas les decían otros hombres y adultos/as en general, a sus hermanos, primos o amigos para que demostraran su hombría. Así, encontraremos que en prácticamente todas las culturas existe este mandato dirigido a los hombres: “debes ser viril, debes ser un hombre”, y la sociedad, más específicamente los grupos sociales con poder, demandan este comportamiento de los varones” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

Los patrones que les impone la sociedad a los hombres son de ser el fuerte, viril, el que haga y deshaga en su casa, el dominante y controlador, y sobre todo de el que tiene todo el derecho de ejercer violencia sobre los demás si siente que está perdiendo su autoridad. Asimismo él no sebe de dejar emerger sus sentimientos ante los demás, él los debe reprimir porque si no sería un débil, sensible o simplemente se lo compararía con lo femenino, que para la sociedad es un símbolo de delicadeza, debilidad, sometimiento y dolor, lo cual para los hombres no una conducta aceptable.

En la vida cotidiana y normal; los hombres deben de dedicarse a actividades de riesgo, carros, fútbol y trabajar. Con el paso del tiempo, el hombre vincula su masculinidad a la adquisición del dinero, como una fuente de control sobre la mujer y su autonomía, volviéndola un ser dependiente de él y por lo tanto el hombre tiene el total control y dominio sobre ella. Para ellos, tanto las mujeres como sus hijos son propiedad de él, de tal manera de que ellos no tienen ningún derecho sobre sí mismos y si alguna vez tratan de defender lo que ellos piensan que es correcto o comienzan o tener pensamientos que salen fuera del control del hombre; éste se siente con el poder y derecho de ejercer violencia sobre ellos. Desde una mirada tradicional, para muchos hombres las mujeres no tienen derechos porque ellas son objetos de su propiedad, y desde su lógica un objeto no tiene derechos. Por ello, al trabajar con hombres hay que hacerles reflexionar sobre los derechos de las mujeres y la no propiedad sobre ellas.

“Otro aspecto importante, es que en las familias a los niños no se les permite estar cerca de las niñas ni participar de los juegos que ellas realizan, ya que las actividades realizadas en los juegos por las niñas son tildadas como “cosas femeninas”, ellos no tienen por qué tener conocimiento, relacionarse o realizar alguna actividad de ese tipo ya que, como se dice “esas son cosas de mujeres”( Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

De la misma manera sucede en una relación de pareja, ya que en un principio todo es felicidad, amor, pero con el tiempo el hombre saca a relucir su masculinidad y machismos, ya que sabe que si lo manifestara desde el principio de la relación la mujer no permanecería a su lado haciendo que la mujer se ocupe de todo lo relacionado a su hogar, al cuidado de los hijos y al cuidado de él como su esposo, por lo que en la mayoría de casos las mujeres  son sumisas, no opinan, viven con miedo, con temor de decir algo que de repente enfurezca a su esposo.  A ella se le restringen infinidad de cosas como ver  a su familia, salir a lugares sin la compañía de su esposo, arreglarse, salir son amigas, hablar con otro hombre que no sea su esposo; con la justificación de que es por su bien, lo cual atenta contra su autonomía.

“En consecuencia, la sexualidad masculina no puede explicarse sin haber reflexionado el mundo del trabajo. Si los hombres conciben que la casa sea el espacio de la mujer, en donde ellos proveen y viven una vida sexual cuando más regular; es el ámbito público donde ellos pueden expresar su sensualidad y su sexualidad de forma más amplia, y en donde pueden realizar aquello que no se permiten en el hogar. Esto lleva a una doble concepción de las mujeres: habrá mujeres buenas y bien portadas, y otras sensuales y con las cuales se tiene placer” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

Viendo las cosas desde esa perspectiva los hombres pueden tener varios puntos de vista sobre una mujer ya que para él unas le servirán para que lo atiendan y otras las utilizarán para saciar sus deseos sexuales; es decir sigue viendo a la mujer como un objeto el cual puede dar distintos usos.

“Los hombres señalan que “ella es la violenta” porque ella es la que altera “el orden y la paz”. Así, en su lógica, los hombres se ven tentados a “reponer el orden” y a “tranquilizarla”. No ven que su privilegio se sustenta en el malestar de ella, en la sumisión y enfermedad física o emocional de ella. No ven la relación, no se ven a sí mismos: la ven a ella” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

Bajo el pensamiento del hombre la mujer y solo ella siempre cargarán con todo lo que suceda en su hogar desde lo más mínimo hasta lo más catastrófico y también serán culpadas si son violentadas porque los hombres dicen “ella se lo buscó” o “ella me provocó por eso reaccioné”; ya que sobre ella recae el bienestar familiar y las relaciones de armonía entre los miembros dela familia.
Lamentablemente no se hace nada por cambiar esto, las mujeres seguimos siendo maltratadas física y psicológicamente,  se nos pasa la vida por nuestros ojos y no hacemos nada, solo nos quedamos paradas mirando lo que sucede a nuestro alrededor pero no despertamos a la realidad, no queremos ver lo que se nos está haciendo, a nosotras, nuestras vidas y a las personas que amamos.

Vivimos resignadas y acatamos esos patrones impuestos por la sociedad que solo terminan acabando con nosotras y nuestra autonomía, porque estos patrones están basados solo en el hombre, en su supuesta superioridad y en que ellos son los únicos con la potestad de decidir sobre ellos mismos y sobre los demás, por eso existe la violencia porque ellos al creer que tienen el control y poder sobre los demás se sienten con el derecho de defender su poderío a costa de cualquier cosa.

2.2) Placeres ocultos: transgresiones sociales y transgresiones personales.

Se toma como una transgresión o no obedecer una ley o norma ya establecida en nuestra sociedad; pero en este tema hace referencia a que no acatan esas leyes hechas solo para el beneficio y comodidad de los hombres, ya que los estereotipos que maneja la sociedad se centran en el hombre como ser dominante y símbolo de poder; por el contrario a la mujer se le da el papel de protectora, cuidadora y responsable del bienestar familiar.

El transgredir las normas sociales implica mucho como por ejemplo  factores entre los cuales se encuentran los sociales, familiares, personales e institucionales. Si hablamos de factores sociales nos referimos a las normas ya conocidas en nuestra sociedad que toma al hombre como el único con el poder sobre los demás y se siente que puede tomarse atribuciones que no le corresponden como tomar decisiones por la otra persona, etc.
“Es importante que reconozcamos que las relaciones de género a su vez se articulan con otras formas de violencia social” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

La propuesta de la sociedad para con las mujeres es simple: “no hablar, solo escuchar y obedecer; no observar, solo mirar lo que quieren que veamos; y no tomar decisiones por sí sola, solo acatar las órdenes del hombre y de la sociedad”, esto es constante en la vida diaria, sino que se da de manera sutil, pero la verdad es que se enseña a la mujer a subordinarse, a no vivir libremente su placer, a no tener el control sobre su cuerpo ni sus deseos; estas cosas se les enseña a las mujeres que son prohibidas y que si las realizan se convertirán en pecadoras.

Las normas sociales ya están establecidas, así que está en nosotros cambiar la realidad en la que vivimos en  esta actualidad, porque si no hacemos nada por cambiarla, en un futuro las cosas estarán peor que ahora.

Lamentablemente a las personas, sobre todo a los hombres solo le ponen a elegir dos caminos, uno de ellos es el ser el dominante, el que tiene el poder sobre todas las cosas; y el otro camino es el de ser el dominado, el subordinado; de esta manera se les va enseñando a ejercer su “poder” sobre los demás y lo hacen creer que las personas que están a su alrededor son de su propiedad.

Los hombres no viven sus placeres de manera oculta, ya que la sociedad les permite ejercer libremente su placer y deseo; mientras que  a las mujeres se les restringe el desear, el sentir placer y sobre todo el control sobre su cuerpo.



2.3) La perspectiva de género.

La sociedad cuando impone esos patrones de conducta en los hombres les está diciendo que ellos y solo ellos con los únicos con el poder sobre las otras personas, las que se les dice las débiles y las cuales no tienen ningún derecho a reclamo alguno, ya que de ser así ellos están en el deber de castigarlas a cómo ellos crean conveniente.

“Una forma de identidad de género  se traduce en roles específicos: los hombres desempeñan actividades sociales como cargadores, matemáticos, soldados, policías, etc. en donde el uso de la fuerza, la racionalización y la agresividad están implicadas; estos roles forman la identidad masculina. Por otro lado, los tradicionales roles de género asignados a las mujeres son el cuidado del hogar y de las hijas e hijos; la reproducción de estereotipos tradicionales de belleza, la represión del enojo, entre otros” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

Los hombres, según la sociedad deben ser un sinónimo de virilidad, fuerza, rudeza, control, imponentes y del que nunca se debe dudar porque él siempre tiene la razón porque de lo contrario es una falta muy grave que atenta contra él y su postura de “macho”; mientras que a las mujeres desde niñas se les enseña a ser dóciles, sin voz lo cual es aprovechado por los hombres para ejercer su dominio sobre ella.

El varón es inducido a ejercer la violencia sobre los demás a partir de comportamientos que se les enseña a lo largo de su vida, comportamientos que tienen y deben reafirmar su “superioridad” ante los demás; pero si esta superioridad se debe afirmar contra otro varón con las mismas o mejores condiciones que él, éste varón dará un paso al costado solo para dejarse ver como débil ante los demás.

 “Hay que reconocer que tanto las identidades como los roles se relacionan jerárquicamente, donde lo masculino oprime o domina a lo femenino. Estas opresiones ocurren cotidianamente  cuando las personas intentan cambiar de rol, por ejemplo, cuando una mujer desea desempeñar la actividad de taxista, de obrera o matemática: frecuentemente se dice “que no sirve para eso”, que “no puede hacerlo”, que es “poco inteligente” o “dependiente”, y en general se activan mecanismos sociales que limitan y violentan a la mujer. El resultado es que las actividades que dan más prestigio y poder se asignan a los hombres, y las que dan más habilidad emocional y dependencia a las mujeres” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

En la vida cotidiana siempre se ven estas cosas como por ejemplo que el hombre  piensa que las mujeres estamos para servirle o para ceder a lo que él ordene y siempre ven la manera de manipularnos para conseguir sus objetivos o al menos para conseguir lo que desean en ese momento; por este motivo las mujeres vivimos subordinadas, andamos bajo la sombra del hombre sin darnos cuenta que podemos surgir y ser mejores, ya que estamos con ese pensamiento de que si nos saldrá mal o del famoso qué dirán.

“Es importante que reconozcamos que las relaciones de género a su vez se articulan con otras formas de violencia social. Así, también existe violencia de los ricos/as sobre los/las pobres, o de los mestizos/as sobre los/las indígenas, o de los/las adultas/os sobre las y los jóvenes, o de las personas capacitadas sobre las personas con capacidades diferentes, de heterosexuales sobre gays y lesbianas, etc.” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).

En estos casos la mujer no solo vive violencia por ser del sexo femenino sino también por su condición económica, por su forma de vestir o de hablar, por sus preferencias sexuales, etc. De esta manera nos damos cuenta que constantemente somos víctimas de violencia sin estar concientes de ello y por lo tanto sin poder ponerle un alto a esta realidad.

“La perspectiva de género señala que las mujeres y los hombres han aprendido determinadas ideas sobre su identidad y sus relaciones con el mismo/ distinto género, y actúan conforme estas ideas” (Garda, R. Manual de técnicas para la sensibilización sobre violencia de género y masculinidad en la comunidad).
Se puede decir que si ya nos han enseñado un determinado comportamiento  es muy difícil de cambiar esto, ya que estamos condicionados para actuar de esa manera, por eso resulta muy complicado cambiar toda esta realidad, de esta manera si vivimos una realidad llena de violencia, maltratos; tendremos en nuestro pensamiento que la vida es así y que no debería cambiar, ya que en su mayoría en los hogares se educa a los hijos para seguir patrones de conducta los cuales de una manera u otra sino no los cambiamos seguiremos viviendo dentro de ese círculo vicioso que nadie se atreve a  cambiarlo, ya sea por temor al “qué dirán” o simplemente porque ha vivido tanto así que le resulta imposible.


CAPITULO III

EL EJERCICIO DE PODER EN LAS RELACIONES DE PAREJA

3.1) Manipulación de la pareja.

Utilizar los sentimientos como arma
Decidimos unirnos a otra persona para construir algo en común. La pareja, por lo tanto, es la sociedad más pequeña que existe y donde invertimos gran parte de nuestro capital afectivo. Normalmente esta unión se realiza con la idea de que nos permitirá a ambos salir ganando. Pero, como en toda sociedad, uno de los peligros que acechan a la pareja son las luchas de poder. Éstas suelen darse cuando se olvida que existe un proyecto en común y uno o ambos miembros intentan imponer sus reglas y sus objetivos individuales.
La manipulación emocional es una de las prácticas más utilizadas en las batallas de pareja. De forma inconsciente o voluntaria se exige a otra persona que actúe según los propios deseos o necesidades, utilizando los sentimientos como arma. Los celos, las amenazas directas o veladas, la exigencia, infundir sentimientos de culpa o incluso una actitud victimista, son algunas de las estrategias manipulatorias más utilizadas.

A menudo no es fácil reconocer el chantaje emocional, dado que a veces está tan infiltrado en nuestras relaciones que no nos percatamos de cuándo somos víctimas de él ni cuándo lo empleamos. La pareja, por ser un espacio donde están sumamente implicados los sentimientos y muchas decisiones, supone un terreno idóneo para que aparezca.
Cuando la manipulación es constante o insidiosa puede actuar como carcoma en las bases de la relación, desgastando a la pareja. Entonces de la unión no se derivan ganancias, sino pérdidas, o sólo se enriquece uno de sus miembros, mientras que el otro resulta cada vez más empobrecido. Reconocer este juego de dominación es la única manera de desactivarlo.


3.1.1)  ¿POR QUÉ MANIPULAMOS?

A veces se piensa que la manipulación es cosa de personas maquiavélicas o terriblemente egoístas, cuando en realidad todos, en un momento u otro, hemos utilizado algún tipo de chantaje emocional. La manipulación está presente cuando intentamos controlar lo que dice o hace otra persona, cuando le exigimos algo sin dejarle posibilidad de elegir, o cuando nos empeñamos en que cambie y se adecue a lo que deseamos, aunque todo esto lo hagamos creyendo que es por su bien.

Detrás de la manipulación, por lo tanto, existe una búsqueda de poder y control ante la inseguridad que despierta la libertad de acción de otra persona. Con diferentes estrategias se intenta tocar alguno de sus puntos débiles para que en vez de que se deje llevar por sus propios deseos se ajuste a nuestras necesidades. De este modo uno siente que lleva las riendas de la relación y eso aporta una agradable sensación de seguridad.

Lógicamente existen diferentes grados de manipulación emocional. Algunos chantajes son más transparentes e inofensivos, otros más retorcidos. Algunos no implican apenas daño ni menoscabo para la otra persona, mientras que otros pueden resultar muy destructivos. Ciertos individuos pueden llegar a tiranizar a la persona con la que conviven utilizando el desdén, la humillación, la crítica o la desvalorización. El abuso físico o verbal pueden ser manifestaciones extremas de manipulación, en los que el objetivo es anular la autoestima de la otra persona. Se intenta rebajar y degradar al otro para sobresalir y compensar un gran sentimiento de inseguridad.

3.1.2) JUEGOS DE DOMINACIÓN

En el mundo de la pareja se producen muchas veces juegos de dominación en los que cada miembro adopta un papel diferente y agarra al otro con diferentes armas de manipulación. En ocasiones la relación se convierte en un campo de batalla en el que ambos luchan para controlar la situación o reivindicar su punto de vista. Otras veces existe una clara jerarquía de poder y uno de los dos decide e impone, mientras que el otro acata sus órdenes.

Es preciso recordar que la manipulación siempre es cosa de dos. Las luchas de poder sólo son posibles cuando hay dos bandos enfrentados e, igualmente, para que alguien se imponga en una relación es preciso que haya otra persona que lo acepte. En muchos casos se trata de un encaje de necesidades. Así como uno necesita dominar para sentirse más seguro, el otro acepta someterse como un modo de delegar responsabilidades o incluso de mantener la relación.
El chantaje emocional puede adoptar diferentes formas. La clave está en provocar una mezcla de miedo, obligación y culpa para que la pareja acabe sucumbiendo a las propias expectativas. Para ello se pueden emplear estrategias tan diversas como:

• El castigo: Se amenaza, de manera directa o implícita, que si no se realiza lo que uno desea habrá que atenerse a consecuencias negativas. Por ejemplo: “Si no vienes hoy conmigo, no esperes que mañana te acompañe”.

• El autocastigo: En este caso la amenaza va dirigida a dañarse a uno mismo para hacer sentir culpable al otro. “Si tú no me quieres la vida no tiene sentido para mí, así que me abandonaré”.

• Las promesas: Se ofrecen promesas maravillosas a cambio de que se acate la propia voluntad, pero no siempre se cumplen. “Si sigues conmigo te prometo que cambiaré y que seremos felices”.

• El silencio: Supone una manera fría de mostrar enfado, en que el otro siente que sólo si cede logrará mejorar el clima relacional.
• Hacerse la víctima: Es una exigencia disfrazada de sentimientos de lástima y culpabilidad. Como, por ejemplo: “Si no vienes a verme estaré todo el día solo”.

• Dar para recibir: En ocasiones dar u ofrecer cosas se utiliza para atar a la otra persona. “Dado que te ayudé ahora merezco algo a cambio”.

• Culpabilizar: Se utilizan reproches o comentarios críticos para que alguien se sienta culpable y así corrija su actitud o su comportamiento.


3.1.3) CÓMO DETECTAR LA MANIPULACIÓN

El mensaje manipulador puede expresarse mediante palabras o actitudes, pero siempre es vivido con una sensación de amenaza o exigencia. Escuchar las propias sensaciones y sentimientos ante los mensajes que recibimos es una buena fórmula para detectar cuándo somos víctimas de un chantaje emocional.
Por lo general, la manipulación nos hace sentir que estamos en una situación que no tiene fácil salida. Si accedemos a la petición debemos renunciar a nuestros deseos o necesidades, mientras que si no lo hacemos aparecen sentimientos de culpabilidad o miedo a ser rechazados o a que la otra persona se enfade.

Es importante diferenciar una petición de una exigencia. Pedir implica dar libertad para elegir entre satisfacer o no la demanda y se tiene en cuenta a la otra persona. Mientras que al exigir no se da esta alternativa y se ignoran los sentimientos y las necesidades del otro. Cuando una persona no cede a una exigencia puede obtener consecuencias negativas, como ser calificada de egoísta, interesada o insensible, o recibir algún tipo de castigo, como el enfado o una actitud despreciativa.

Detectar esta diferencia entre petición y exigencia nos informará de cuándo somos objeto de manipulaciones o cuándo las utilizamos para conseguir lo que deseamos.


3.2) Tecnologías de poder.

Es importante acuñar una noción de poder que no haga exclusiva referencia al gubernativo, sino que contenga la multiplicidad de poderes que se ejercen en la esfera social, los cuales se pueden definir como poder social. En La verdad y las formas jurídicas, Foucault es más claro que en otros textos en su definición del poder; habla del sub-poder, de "una trama de poder microscópico, capilar", que no es el poder político ni los aparatos de Estado ni el de una clase privilegiada, sino el conjunto de pequeños poderes e instituciones situadas en un nivel más bajo. No existe un poder; en la sociedad se dan múltiples relaciones de autoridad situadas en distintos niveles, apoyándose mutuamente y manifestándose de manera sutil. Uno de los grandes problemas que se deben afrontar cuando se produzca una revolución es el que no persistan las actuales relaciones de poder. El llamado de atención de Foucault va en sentido de analizarlas a niveles microscópicos.

Para el autor de La microfísica del poder, el análisis de este fenómeno sólo se ha efectuado a partir de dos relaciones: 1) Contrato - opresión, de tipo jurídico, con fundamento en la legitimidad o ilegitimidad del poder, y 2) Dominación - represión, presentada en términos de lucha - sumisión. El problema del poder no se puede reducir al de la soberanía, ya que entre hombre y mujer, alumno y maestro y al interior de una familia existen relaciones de autoridad que no son proyección directa del poder soberano, sino más bien condicionantes que posibilitan el funcionamiento de ese poder, son el sustrato sobre el cual se afianza. "El hombre no es el representante del Estado para la mujer. Para que el Estado funcione como funciona es necesario que haya del hombre a la mujer o del adulto al niño relaciones de dominación bien específicas que tienen su configuración propia y su relativa autonomía".

El poder se construye y funciona a partir de otros poderes, de los efectos de éstos, independientes del proceso económico. Las relaciones de poder se encuentran estrechamente ligadas a las familiares, sexuales, productivas; íntimamente enlazadas y desempeñando un papel de condicionante y condicionado. En el análisis del fenómeno del poder no se debe partir del centro y descender, sino más bien realizar un análisis ascendente, a partir de los "mecanismos infinitesimales", que poseen su propia historia, técnica y táctica, y observar cómo estos procedimientos han sido colonizados, utilizados, transformados, doblegados por formas de dominación global y mecanismos más generales.

En Los intelectuales y el poder, Foucault argumenta que después de mayo de 1958, los intelectuales han descubierto que las masas no tienen necesidad de ellos para conocer --saben mucho más--, pero existe un sistema de dominación que obstaculiza, prohíbe, invalida ese discurso y el conocimiento. Poder que no sólo se encuentra en las instancias superiores de censura sino en toda la sociedad. La idea de que los intelectuales son los agentes de la "conciencia" y del discurso forma parte de ese sistema de poder. El papel del intelectual no residiría en situarse adelante de las masas, sino en luchar en contra de las formas de poder allí, donde realiza su labor, en el terreno del "saber", de la "verdad", de la "conciencia", del "discurso"; el papel del intelectual consistiría así en elaborar el mapa y las acotaciones sobre el terreno donde se va a desarrollar la batalla, y no en decir cómo llevaría a cabo. En La microfísica del poder indica que "el poder no es un fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras; el poder contemplado desde cerca no es algo dividido entre quienes lo poseen y los que no lo tienen y lo soportan. El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos. El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos de conexión El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos". Aunque este párrafo pudiera hacer pensar que Foucault disuelve, desintegra el principal tipo de poder, el estatal, o que no lo reconoce, en otro apartado habla del concepto de sub-poder, de los pequeños poderes integrados a uno global. Reconoce al poder estatal como el más importante, pero su meta es tratar de elaborar una noción global que contenga tanto al estatal como aquellos poderes marginados y olvidados en el análisis.

3.3) El poder ejercido sobre el cuerpo de la mujer.

3.3.1) El cuerpo objeto de poder

En un tipo de análisis podemos decir que en nuestras sociedades, el cuerpo es manipulado desde la infancia porque nos imponen un nombre: Carlos, José, Maria etc., unas creencias (litúrgicas), una educación (preescolar, primaria, secundaria, universidad etc.), nos incluyen en un estado político, al cual tenemos que someternos a su gobierno y leyes; siendo así como en la sociedad, donde se debe cumplir y acatar unas reglas, en la familia en la cual se educa a través de la disciplina para ser una persona de bien. En la calle donde es manipulado de acuerdo con su cultura (latina, americana etc.), es formado según los valores, es educado con el propósito que adquiera un saber y un poder para desenvolverse estratégicamente en las diferentes relaciones. El individuo es constantemente evaluado y corregido por otros que ejercen el poder.

 Pero lo que dice Michel Foucault, va mucho más allá de las anteriores apreciaciones:

"Este poder, por otra parte, no se aplica pura y simplemente como una obligación o una prohibición, a quienes "no lo tienen"; los invade, pasa por ellos; se apoya sobre ellos, del mismo modo que ellos mismos, en su lucha contra él, se apoyan a su vez en las presas que ejerce sobre ellos".

El concepto de poder para Foucault no se queda en la distinción de "quienes lo tienen" y de los que "no lo tienen; porque como él muy bien lo explica, el poder no es una propiedad, es decir, no es algo de la exclusividad de una persona o de un grupo determinado. No podemos, al hacer un análisis minucioso, responsabilizar a una sociedad de: "que nos incluye en un estado político, del cual tenemos que someternos a su gobierno y sus leyes", precisamente porque cada uno nosotros formamos parte de esa sociedad, y lo que ahí ocurra depende de nosotros mismos, dicho de otra forma: "somos responsables por acción u omisión". El poder pasa por nosotros, nos invade, nos toca, somos objeto del poder, y es nuestro deber participar de esas relaciones de poder, así sea para "dejar hacer o deshacer". En teoría política, este planteamiento es muy importante porque replantea la identificación del poder con la prohibición, la obligación, el rechazo, la represión, lo oculto y lo negativo; involucrando al mismo hombre en la responsabilidad de esa aceptación de aquello que se prohíbe u obliga. Tenemos pues que el poder no está en ningún momento por fuera del cuerpo, por fuera del hombre, es más, es responsabilidad ineludible del hombre en el ejercicio del poder. El considerar el poder como algo externo al hombre mismo, es un gran problema para el desarrollo de un sistema político democrático por ejemplo, permitir que las decisiones de toda índole se nos impongan desde afuera sin opción a participar de ellas. Tal consideración va en detrimento de una verdadera democracia participativa, y lo que se hace es sustituirla por una democracia representativa. Este tipo de pensamiento es aún vigente, tal vez por una fuerte carga ideológica del cristianismo y por un desarrollo político de la época feudal, en donde la creencia de un ser superior y de su voluntad, determinan el destino del hombre. Hoy en día, millones de colombianos abstencionistas, dejan que unos pocos decidan el destino político de nuestro país, y si este fenómeno político lo estudiáramos teniendo en cuenta a Michel Foucault, diríamos que es tan responsable aquella minoría que dirige este país como también lo es aquella gran franja de abstencionistas que así lo permite.

La relación cuerpo-poder es tan intrincada que así pretendamos analizar los dos elementos por separado, siempre llegaremos a dicha relación. Algunos estudiosos de Foucault se inclinan no por el poder, sino por el tema de la construcción del sujeto, pero finalmente terminan afirmando: "el problema de fondo de la constitución del sujeto está en el poder". La construcción del sujeto, en el pensamiento Foucaultiano, está atravesada por la disposición del sujeto respecto al poder.


3.3.2) El cuerpo y la microfísica del poder.

"Pienso que no hay un poder sino que, dentro de una sociedad, existen relaciones de poder extraordinariamente numerosas y múltiples, colocadas en diferentes niveles, apoyándose unas sobre las otras y cuestionándose mutuamente".

Según Foucault, para analizar el poder, debemos dejar de pensar que existe un poder absoluto, sino, que existen diversas relaciones de poder, por ejemplo: entre un hombre y una mujer, las necesidades y requerimientos a satisfacer pueden partir desde lo físico y lo psicológico entre muchos otros; las decisiones tomadas por esta pareja pueden darse por una mayor influencia por parte del caballero o en el caso contrario por cuenta de la dama; mediante consenso de las dos partes, o por influencia de terceros, es decir, la relación de dicha pareja se encuentra sustentada según como se manifiesten las distintas relaciones de poder tanto al interior como al exterior de la pareja en mención. Así mismo es el caso del patrón y el empleado, las relaciones que se establecen tienen un componente laboral, las cuales poseen unos intereses a satisfacer de ambos lados, y para conseguirlos pueden actuar sin violencia y sin causarle daño al otro, o por el contrario, pueden presentarse en situaciones violentas y de máxima tensión. Para Foucault, el poder depende de la interacción de las distintas relaciones que se gestan en las prácticas sociales. No es un poder absoluto, es la microfísica del poder; es el poder fraccionado en lo más microscópico, Foucault da mucha importancia al estudio del poder en su parte microscópica, porque es ahí donde se va consolidando las relaciones de poder "visibles", por decirlo de alguna manera. El estudio del poder en Michel Foucault, es comparable con el conocimiento que sobre el cuerpo, la ciencia médica ha adquirido, por ejemplo, en un comienzo el hombre empezó a obtener conocimiento del cuerpo de sus partes más visibles: cabeza, tronco y extremidades; más adelante, se entró en mayor profundidad identificando diferentes sistemas: sistema óseo, muscular, nervioso, respiratorio, circulatorio etc., y los avances han continuado hasta el punto de ver, lo que a simple vista no se ve como lo es, toda la información a nivel celular y del código genético. Factores tan importantes, que inciden en la complejidad de un cuerpo, hasta tal punto de obligar a la medicina tradicional a aceptar que "no existen enfermedades, sino enfermos", porque hasta la enfermedad misma depende de cómo se relacione con el cuerpo. Y lo que Foucault ha hecho en sus investigaciones sobre el poder, es precisamente eso, analizarlo muy minuciosamente hasta su parte más microfísica, en todas sus relaciones, principalmente la que establece con el cuerpo.

"Se trata de coger al poder en sus extremidades, en sus confines últimos, allí donde se vuelve capilar, de asirlo en sus formas e instituciones más regionales, más locales."

En ese esfuerzo por estudiar el poder en su parte microfísica, lo que se evidencia a mi manera de ver, es el papel fundamental que tiene el hombre en la construcción de las sociedades, en las decisiones que esta tome, porque en últimas, dichas disposiciones pueden afectar nocivamente la construcción del individuo, y por tal motivo éste puede ser profundamente individual desde lo colectivo.

3.3.3) El cuerpo humano.

Para Foucault, el cuerpo entra en una dinámica del poder, constituyéndose en un pequeño poder dentro de la "microfísica del poder". El cuerpo entra en un sin número de movimientos corporales, actos, tácticas, estrategias, simbolismos, maniobras, las cuales implementa al interior de las distintas relaciones que establece con los demás cuerpos o micropoderes. Este conocimiento del cuerpo es lo que Foucault denomina: "La tecnología política del cuerpo".

"El cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula y lo recompone. Una "anatomía política", que es igualmente una "mecánica del poder" está naciendo; define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se determina. La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos 'dóciles'".

El cuerpo humano con todas sus debilidades y fortaleza se ha visto involucrado a lo largo de la historia, en innumerables conflictos y acontecimientos de carácter étnicos, religiosos, culturales, económicos y políticos; ha sido protagonista de guerras como lo fueron la primera y la segunda guerra mundial, de acontecimientos imborrables tales como la revolución industrial, los descubrimientos científicos, en fin, todo un sin número de eventos. Todos ellos desarrollándose en la estructura política o en esa "mecánica del poder" que hasta la fecha ha predominado en todas las actividades humanas.

En esa mecánica del poder se desenvuelve la obra de Michel Foucault, Vigilar y Castigar; en ella se muestra la profunda investigación que el autor realizó sobre el cuerpo y el poder; ahí se expone ampliamente la metamorfosis que sufrió "el acto de castigar" en contra de aquellos seres humanos que violan la ley. En un comienzo el castigo se realizaba con una fuerte agresión física sobre el cuerpo del infractor, hasta ocasionarle lentamente la muerte, se hacía en un acto ceremonial y público, con el objetivo de generar escarmiento en la sociedad y así mismo, demostrar que existía un poder más fuerte que podía castigar. Este espectáculo grotesco poco a poco fue cambiando, el castigo horroroso sobre el cuerpo fue disminuyendo, o mejor aún, se fue refinando y tecnificando el arte de castigar, al mismo tiempo que se universalizó.

"Disminuir su costo económico y político aumentando su eficacia y multiplicando sus circuitos. En suma, constituir una nueva economía y una nueva tecnología del poder de castigar: tales son, sin duda, las razones de ser esenciales de la reforma penal del siglo XVIII.

En esa dinámica, las torturas y las penas de muerte dan vía libre a la aparición de las prisiones, la observación o vigilancia y a las disciplinas. Estos nuevos mecanismos de vigilancia y castigo lo que buscan en el fondo es la demostración de poder; poder de castigar a aquellos que desacatan la norma establecida, solo que ahora se hace de una forma más sutil y logrando la aceptación de una sociedad que legitima ese poder de castigar. Estos mecanismos se convierten en todo un saber que tiene como fin "cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás", para crear cuerpos que operen con técnica, rapidez y eficiencia. "la disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos 'dóciles'".

El cuerpo humano, es visto por Foucault, desde una anatomía política o una dinámica del poder, y dentro de este campo se encuentra inscrita "la nueva tecnología del poder de castigar". Es indudable que el cuerpo sigue siendo campo de batalla de las relaciones de poder, en las relaciones de fuerza, en las tecnologías de control, en las estrategias y tácticas de poder que con el tiempo penetran en los cuerpos.








LINKOGRAFÍA:

Recuperado de: http://parejasefectivas.blogspot.com/2012/12/manipulacion-en-la-pareja.html (16-06-13)
FOUCAULT M. (1979) MICROFÍSICA DEL PODER. Segunda edición. España: Madrid Ed. Ediciones de la Piqueta. Pág. 103.


Recuperado
de:http://w110.bcn.cat/Homes/Continguts/Documents/Fitxers/Manual%20de%20tecnicas%20para%20la%20sensibilizacion%20en%20genero%20y%20masculinidad.pdf (4:30 pm) 16/06/13

Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/noma/n32/n32a16.pdf (4:30 pm) 16/06/13

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